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Terapia Neural, Dolor crónico y patología dental neurofocal

El dolor recurrente o crónico es algo muy presente en nuestro medio. En torno al 70% de españoles entre 50 y 70 años tiene algún dolor y/o limitación funcional; por lo que toman de forma concomitante medicamentos. Igualmente cerca del 70% en este mismo rango de población toma tratamiento para otras cuestiones no relacionadas con el dolor.

Los medicamentos no están libres de efectos secundarios, cuyos efectos se contrarrestan con otros medicamentos, que a su vez  se palian con otros medicamentos. Le suena, verdad?

¿Cómo se produce el dolor crónico?

Su mecanismo de producción no es igual al del dolor agudo, sino más bien es un proceso nada evidente a ojos del enfermo ni del terapeuta pues se desarrolla de forma lenta y aparentemente inconexa.

El Sistema Nervioso humano representa un complejo sistema de comunicación y archivo de información sometido a interferencias, bucles, y disfunciones.

Defectos o excesos nutricionales, cicatrices, pérdida de dientes, endodoncias, procesos emocionales no resueltos, lesiones antiguas; y en definitiva, una larga lista de irritantes con la que cargamos y que para nuestro sistema nervioso son extraños y con los que muchas veces le es difícil conciliar.

Diríamos que nuestro timonel, pierde el control hallándonos a la deriva. La medicina paliativa en cuyo objetivo está el de luchar contra los síntomas, tiene un techo terapéutico, a menudo fijado por cada enfermo, al adivinar que su vida se medicaliza y aleja así del modelo natural hipocrático: “ que tu medicina sea tu alimento, y tu alimento tu medicina”.

A través de la Medicina Naturista junto con la Odontología Neurofocal y la Terapia Neural es posible volver la vista atrás para intentar comprender por qué nuestro cuerpo nos devuelve dolor.

Se trata de reprogramar las cicatrices, eliminar los trabajos dentales que el cuerpo reconoce como extraños, conseguir liberar los nudos emocionales y descargar, en definitiva, aquello que nos hace daño, para devolvernos la capacidad autocurativa, innata a nuestra especie.